2007-02-19

 

O NIÑOS O COMO NIÑOS.

 No hay duda; el viejo testamento es redactado por un pueblo todavía no seguro de si mismo ...... y en consecuencia abundan los párrafos atribuidos directamente a Dios.

Parece como que sus redactores todavía no estuvieran seguros a ciencia cierta de las normas a  seguir y se vieran obligados a fundamentar su mensaje en la literalidad de las palabras divinas; ¡Cuantas veces en él, Habla Dios al hombre¡.

 Pero mira tu por donde lo contrario ocurre en el nuevo testamento. Dios apenas abre la boca.

 Y cuando la abre no es para ratificar un comportamiento social, sino para rebatirlo.

 Yo siempre he sentido especial predilección por dos de sus escuetas intervenciones. Dice una de ellas; 

"O niños o como niños.".

 Y como todos sabemos reza la obra:

 "Dejad que los niños se acerquen a mi.".

 Siempre niños por tanto.

 Creo que yo aprendí a pretender ser siempre niño leyendo la "Idea del Pueblo Joven" de Ortega. Recuerdo haber leído esta obra en los viajes de autobús desde mi pueblo a la Universidad. Justo a tiempo para no dejar de ser niño del todo.

 Un año después me fue remarcada la actitud por un libro de Miguel de Unamuno ("Vida de Don Quijote y Sancho Panza". Obras Completas. Editorial Escelicer. Tomo III. Cáp. XII, 2 parte. Pág. 164.):

"Pues ¿que creías Sancho?. El héroe es siempre por dentro un niño; su corazón es infantil siempre; el héroe no es más que un niño grande. Tu Don Quijote no fue sino un niño, un niño durante los doce largos años en que no logró romper la vergüenza que le ataba, un niño al engolfarse en los libros de caballerías, un niño al lanzarse en busca de aventuras. 'Y Dios nos conserve siempre niños, Sancho amigo.".

 Y hoy procuro mantenerla en vigor con la lectura de Harry Potter, que como sabéis han sido los libros de cabecera estas navidades.

 Por cierto que en el tomo VI, el mago Dublemdore le muestra a Harry una vasija donde guarda sus recuerdos, a los que extrae de su cabeza, en forma de plateados filamentos, prendidos en la punta de su varita mágica,  evitando así su olvido y teniéndolos siempre a mano.

 Y ya habrán visto Vds. lo mucho que se parece la vasija de Dumbledore al fichero de mis lecturas, que milagrosamente me permite recuperar la cita de una de ellas hecha ya hace ........ UF ...... no quiero reconocer el tiempo......... al fin y a la postre ............ no voy a descubrirles que no soy tan niño.

 Cuando en torno a los tres años el niño desaparece tras un mueble, o bajo una cama, o en el jardín; no esta ni escapando ni huyendo de nada; esta descubriendo nuevos mundos. Sus infinitas posibilidades de investigación empiezan bajo las faldas de una mesa camilla, o abriendo una puerta o haciendo volar un avión de papel.

 Su capacidad de asombro y su entusiasmo no tienen limite.

 Pero no vayan Vds. a caer en el engaño; solo parcialmente podemos aspirar a ser niños: Tocado el hombre por la varita mágica que le ha concedido la inteligencia, el deseo de retornar a su infancia no rebela sino angustia intelectual, distancia entre lo que es y lo que pudo ser, eterno descontento en nuestra realidad. Descontento que nos lleva descubrir nuevos mundos o a regresar a nuestra infancia.

 Quienes nos comportamos pues como niños, no somos niños, solo aspiramos a serlo (conforme al mandato divino). Por eso somos niños rebeldes.

 Por cierto que San Agustín nos da noticia de que los romanos tenían un Dios dedicado al llanto de los niños; el Dios "Vaticanus".

  

(Esta nota esta dedicada a las tres personas que a lo largo del año 2006 me elogiaron como niño).