Carne de cañón para las minas de Romanones.

 

29 de Marzo del 2007.

 

Esta fotografía, adquirida en el rastro de Valencia para mi colección de Frikis, me ha conducido a la bibliografía novelada sobre la Guerra Norte Africana.

Releo el Tomo II de las Memorias de Arturo Barea y la obra "Imán" de Sender. Desconozco las obras de Eugenio Noel "Diario de un Voluntario y "Lo que vi en la guerra".

 A nadie se le oculta que la base fundamental de tal conflicto radica en la defensa de los intereses económicos del Conde de Romanones.

 El primer ministro español los ostenta en la Compañía del Norte de África, que explota el hierro y el plomo en la región de Nador y que los ejerce a través de su testaferro Mac Pherson (esta condición se desprende claramente de su correspondencia) y en menor medida en el Sindicato de las Minas del Rif, empresa esta más repartida y en cuya titularidad participan un ministro, el Conde de Mejorada del Campo, el Duque de Tovar, el propio Romanones, el Conde Guell, el Marques de Comillas y el testaferro Mac Pherson.

 Y la carne de cañón lo sabe: Tomo las cifras del alistamiento en La Coruña de 1912; "De 438 hombres inscritos en las listas de reclutamiento, 182 se han presentado al Consejo de Revisión, 256 han sido declarados desertores, 116 inútiles, 33 exentos, y 33 han sido declarados soldados.".

 En la prensa "El Tiempo, el Mundo, y El Correo, se denuncia la existencia de agencias de deserción que por "60 duros" procuran los papeles y el pasaje para emigrar a América.

Me sonrío al recordar todas las enfermedades que llegue a inventarme para evitar mi incorporación a filas (Pase dos aburridos  días ingresado en un triste hospital militar.).

 Para entonces ya había leído a Valle Inclan ("Martes de Carnaval" Pág. 132 de la edición de Austral que leí). Uno de los militares españoles, combatientes en los dominios de Filipinas relata su comportamiento allí:

 "-Yo había aprendido alguna cosa de tágalo en Jolo. Ya lo llevo olvidado: Tanbu, que quiere decir puta, Nital Budila: hijo de mala madre. Debe Tuki pan pan bata: "voy a romperte los cuernos".­.

- Al parecer posee usted a la perfección el tágalo.

- Lo más indispensable para la vida.­.".

 

 Solo transcribiré dos párrafos, uno de Barea;

 "Un día una compañía del Tercio se negó a comer el rancho. El primer hombre en la fila grito algo como:

¡Estos hijos de puta de los expedicionarios tienen gallina y champán con los oficiales y a nosotros nos dan mierda.¡.

Cogió el plato de estaño y lo estampo en el suelo. El Oficial de guardia le pego un rito en la cabeza. El segundo legionario se negó a coger su comida. El oficial le dejo tendido al lado del caldero. El tercero titubeo, recogió su comida, y después la tiró al suelo. El oficial le mató. El resto se comió sus porciones en silencio. Unos pocos días después, tres oficiales de aquella compañía fueron muertos en Akarrat en una operación. Los tres habían recibido los tiros por la espalda.".

 Y el otro de Sender:

 "hay amagos de peste bubónica, y se da un real por cada rata muerta que se presenta en el cuerpo de guardia, donde llevan una lista. Antes no había que presentar mas que los rabos; pero los falsificaban, y ahora exigen la rata entra. Hay quien las recría, y ha surgido ya el terrible intermediario, el almacenista, que las paga a quince céntimos. Los soldados acuden a ellos, porque en el cuerpo de guardia no las pagan hasta cinco días después de presentarlas.".

 

En algo hemos mejorado; hoy me voy con unos amigos de vacaciones a Marruecos, y allí, enmarcada y muy a la vista, para que no se me olvide nunca como las gasta la Administración Pública (tanto la de ayer como la de hoy) tengo una acción de las Minas del Rif.

 

 

Por cierto que con toda probabilidad esta postal miente; los muertos no debían de ser oficiales sino carne de cañón.