30 de Marzo del 2009.

LA NIÑAS ADOLESCENTES  DE BALTHUS.

Estos días estoy preparando lo que quizás, solo quizás, se convierta en una exposición de Pintura Española a realizar el próximo verano en Marruecos y hay una obra de Golucho que no me atrevo a llevar, esta;

 GOLUCHO

 La protagonista se balancea entre una niñez perdida y una juventud todavía no alcanzada. Permanece en espera, armada con la pureza de su niñez, de un mundo que se le aproxima, al que no puede juzgar pero al que aspira a modelar con su inocencia.

 El cuadro me conduce a pensar en las jóvenes de Balthus, en ocasiones más procaces casi siempre más niñas y en cualquier caso siempre en el transito de un ser a otro.

BALTHUS

 Balthus siempre criticó a quienes le acusaban de reflejar el erotismo del mundo adolescente, de ver en sus imágenes una carga de sexualidad que él declara no vislumbrar en absoluto y de su único libro autobiográfico de apuntes y memorias, redactado ya en avanzada edad por mano de tercera persona, entresaco sus quejas al respecto:

“Se ha dicho que mis niñas desvestidas son eróticas. Nunca las pinte con esa intención, que las habría convertido en anecdóticas, superfluas. Porque yo pretendía justamente lo contrario, rodearlas de un aura de silencio y profundidad, crear un vértigo a su alrededor. Por eso las consideraba Ángeles. Seres llegados de fuera, del cielo, de un ideal, de un lugar que se entreabrió de repente y atravesó el tiempo, y deja su huella maravillada, encantada o simplemente de icono. Solo una vez pinte un cuatro a modo de provocación. En 1934, cuando la galería Pierre expuso mis cuadros, Alice, La Calle, Cathy vistiéndose, y entre bastidores; La Lección de Guitarra, que se considero “demasiado atrevida” para una época, que sin embargo no dudaba en provocar con los delirios cubistas y surrealistas.”.

BALTHUS

 “Por todo eso todavía me indignan las interpretaciones estúpidas, según las cuales mis niñas proceden de una imaginación erótica. Decir esto es no entenderlas, lo que me preocupa es su lenta transformación del estado de ángel, al estado de niña, poder captar ese instante de lo que podria llamarse un pasaje.”. (Pág. 74).

 “Porque de lo que se trataba era de acercarse al misterio de la infancia, a su languideces de limites imprecisos. Lo que yo quería pintar era el secreto del alma y la tensión oscura y a la vez luminosa de su capullo aun sin abrir del todo. El pasaje, podría decirse, si, eso es, el pasaje. Ese momento indeciso y turbio en que la inocencia es total y enseguida dará paso a otra edad mas determinada, mas social.”. (Pág. 164).

 BALTHUS

BALTHUS

       Pág. 118: “Mis niñas leyendo, Katia, Frederique o las tres hermanas, con sus posturas soñadoras, se hurtan de un tiempo fugaz y deletéreo. Lo importante, al inmovilizadlas en el acto de leer o soñar es prolongar el privilegio de un tiempo entrevisto, maravilloso y mágico, gracias a una tela que se abre de repente a otra luz, a otra ventana, que enseña solo a quienes saben ver. El libro, entonces, es una llave que permite abrir el cofre misterioso con perfumes de la infancia, corremos a abrirlo como el niño detrás de las mariposas o la muchacha detrás de la falena. Tiempo espolvoreado de oro que no ha sufrido la alteración del mundo, tiempo circundado de un halo mágico, tiempo inmovilizado en lo que ven, sonriendo, las soñadoras.”.

BALTHUS

Pág. 73: “Lo que estaba en juego durante las largas sesión de las modelos eran apuestas de alma, pues ante todo se trataba de que saliera el alma, la dulzura del alma, la inocencia del espíritu, lo que aun no se había alcanzado, que venia del principio de los tiempos y había que mantener a toda costa.”.

 Pág. 98: “Los sueños, que atribuyo a mis niñas soñadores, a mis Ángeles dormidos, a esas niñas ensimismadas, los sorprendo como un observador retirado, procurando no sobrecargar el lienzo  con mi presencia, con mi discreción. Así  distanciando, sesgando por así decirlo, puedo captar otro punto de vista, el otro clima donde se abstraen, como disipándose mis jóvenes ángeles.”.

BALTHUS

 “Creer que en mis niñas hay un erotismo perverso es quedarse en el nivel de las cosas materiales. Es no entender nada de las languideces adolescentes, de su inocencia, es ignorar la verdad de la infancia.”.

Sus dos últimas reflexiones la tomo de un artículo de Juan Antonio González Fuentes, quien trascribe la primera de una entrevista hecha para Herald Tribune:

"Las niñas son las únicas criaturas que todavía pueden pasar por pequeños seres puros y sin edad. Las lolitas nunca me interesaron más allá de esta idea".

 Y no especifica claramente el origen de la segunda (posiblemente la misma entrevista):

"Las niñas para mí son sencillamente ángeles y en tal sentido su inocente impudor propio de la infancia. Lo morboso se encuentra en otro lado".

MAS .... TEMEROSIDAD DE LAS TEMEROSIDADES......... aunque he reunido todas estas citas para autoanimarme a llevar la obra; sigo sin reunir valor..... se queda en su casa.